viernes, 20 de enero de 2017
¿Eres de los que tienen un amigo desde siempre? Te identificarás, literalmente con todos los puntos.
Crecieron, eligieron escuelas y universidades distintas. Pero cuando se ven de nuevo es como si no hubiera pasado el tiempo y siguen platicando como siempre.
Los límites se han disuelto totalmente: “son las 2 de la mañana, me siento terrible y me voy a acostar en la cama contigo”.
Llega el momento en el que te das cuenta que te adoptaron como su hijo también. Recibes mensajes de texto de ellos de vez en cuando o te invitan a salir sin preguntarle a tu amigo antes.
No les asusta discutir y, honestamente, se quieren bastante como para estar enojados mucho tiempo; acéptalo, no puedes vivir sin tu mejor amigo.
Comprendes a la perfección qué significan sus gruñidos o reclamos sin necesidad de palabras, puedes, literalmente, comprender incluso hasta lo que piensa en ese momento.
Se mandan fotos en las que se ven horribles y no les importa. Las personas que han sido amigos por años llevan esto al nivel experto.
Siempre y cuando no sea su platillo preferido porque si no, te arriesgas a salir con un tenedor clavado en la mano.
Eso de intentar caerle bien a su pareja es lo más difícil. Nunca se lo pondrás fácil, pues te interesa la felicidad de tu amigo.
Sí, de todos. Los de la universidad, aquellas con las que saliste cuando estabas en tal o cual lugar… No importa si nunca los conoció personalmente.
Literalmente ha sido tu psicólogo por tantos años que ya ni cuentan. Esa necesidad no disminuye con el tiempo, y es que tiene una habilidad para decirte que te calles y asumas tus consecuencias; con el paso del tiempo aumenta tu facilidad con que aceptas sus consejos.
Identifica tan bien a quienes no toleras que, antes de que te des cuenta, ya te está alejando de ese momento incómodo en el que preferirías tirarte de un edificio antes de volver a saludar a ese sujeto.
Estás llegando a esa parte de tu vida cuando comienzas a hacer cosas que siempre dijiste que harías. El terminar la universidad, tener un trabajo y hasta casarte. Y es algo loco, pero aún está contigo para seguir siendo testigo de cómo tus sueños se van haciendo realidad, incluso aquellos que has visto inalcanzables.
